viernes, 24 de junio de 2016

EL INCA Y LA NOBLEZA


El Inca, o jefe supremo del pueblo inca, era para su pueblo un dios viviente, con poderes totales y absolutos. En los primeros tiempos los incas se casaban con las hijas del monarca vecinos, pero más tarde se consideró que el linaje perdería su pureza y solo se casaban con sus hermanas. Además de su hermana, o esposa principal, tenía un harén de esposas secundarias que eran llamadas mujeres escogidas, por esto tenían muchísimos hijos que con el tiempo formaban un ayllu especial (llamado panacea), que constituía la gran nobleza.
Los sucesores del trono eran los hijos. El Inca lo elegía por su inteligencia. Solo podían sucederle aquellos que hubieran tenido con la coya, o esposa principal. El elegido era educado directamente por sus padres, pues a nadie se le huera ocurrido educar a un dios. Nadie podía presentarse de cara al emperador y durante las entrevistas, este permanecía oculto tras un cortinado. Al verlo se debía estar descalzo y soportar una pequeña carga en la espalda para indicar sumisión. Su adorno más característico era una banda, de unos 10 cm., confeccionada con tubitos de oro, de los que colgaban borlas rojas. Eran transportados en literas, con toldos y cortinas bordadas, de manera que podía viajar sin que le vieran la cara.

Las leyes del Inca eran aceptadas por todos, sin chistar, pues se consideraba que habían sido elaboradas por un dios. Los nobles más importantes eran los descendientes directos del Inca y se caracterizaban por llevar grandes orejeras de oro. Los nobles de importancia menor, eran los curacas. Todos gozaban de privilegios: No pagaban impuestos, eran mantenidos por el gobierno, se les daba tierras en premio, y además, podían tener otras esposas, ser transportados en litera, usar quitasoles y usar ropas parecidas a las del Inca.




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